sábado, 30 de diciembre de 2017

Temores, heridas.

Temí entregarme a ritmo fugaz,
temí volver a Mostar interés afín.
temí acercarme a ti por mi pasado,
temí herirte con mi presencia.

Tenía miedo de encantarte,
mi igual, mi contraparte,
temía poder soñarte,
mi igual, mi semejante.

La amargura marcaba mis venas,
cuchilla fulgurante mi mente fue,
deslizaba mi mente por las venas,
el dolor no era sino paz… al fin.

Tu rostro, ese rostro inquisitivo,
esa mirada entre sombras dibujada,
esos ojos misteriosos y dadivosos,
esos labios, castos, sinceros, tuyos.

Nunca encantarte supe, temíalo,
me encontraste tú, en funesto momento,
viste mis heridas, curaste mi tortura,
mimaste mi febril insomnio con tu toque.

Adolecía de herida mental y mortal,
en mi vanidad intenté apartarte, asustarte,
no merecía tu piedad, ni tu ferviente paz,
mi mente cortaba mi alma en rebanas de fina hiel.

Rendida tu alma se fragmentó, lloraste,
con miedo a romperte, te abracé,
tus heridas se sanaron, tus lágrimas a mí,
sombra a las sombras y heridas pigmentadas.

Tus heridas pasaron a ser mi olvido,
mis heridas pasaron a ser tu condena,
has llegado a mí, así como yo a ti,
dos almas torturadas que se complementan.

Temí herirte con mi presencia, terror sentía,
temías herirme con tu pasado, nuestro futuro,
yo soy tan tú, como tú lo eres yo, completes,
una extraña dualidad de una moneda de una sola cara.

Tú eres mi reflejo así como tuyo lo soy,
una dualidad que no es dual sino unidad,
una unidad de inmaterial materia discordante,
somos umbra, que no luz, somos el eterno.

Fuimos seres completos en su día,
somos seres incompletos a hoy fechado,
una sombra que anhela fusión en el eterno,
un eterno que en la sombra curar pueda.

Las heridas no las cura ni el sol, ni el alcohol,
sino las sombras de la noche, es la noche,
la oscuridad que desvela nuestro sueño,
sino fuste tú, fui yo quien la invocó.

Anhelamos la luz, una luz que nos daña,
anhelamos un dual que nos hiere,
porque así nos enseñaron que debía ser,
porque así nos enseñaron que debíamos querer.

No es la umbra lo que me asusta, soy yo,
no es al dolor lo que yo temo, sino a causarlo,
no es tu filo lo que temo abrazar, sino a ti,

no es herida lo que sangra profusa, sino mente.

martes, 26 de diciembre de 2017

Un destino; la inmortalidad.

Aspiramos a lograr la inmortalidad, aspiramos al universo,
soñamos con rasgar el tejido de la realidad ensoñándonos,
vislumbramos una eternidad unitaria donde morar,
rezamos a las dos madres en pos de lograr la transcendencia.

Nos miramos, sonreímos, abrazamos nuestra esencia primaria,
besamos nuestro núcleo espiritual, tocamos nuestras almas,
bailamos al son de una música que solo nos conocíamos,
y reímos y de la mano partimos en pos del nuevo horizonte.

Larga fue la espera, las dos almas se fusionaron, hoy y siempre,
ahora y eternamente, tú y yo, yo y tú, nunca en vida decirlo supe,
estuvimos destinades a vagar sobre una estrella fugaz en la eternidad,
tú y yo, yo y tú, un antes, un ahora y un después, in eternum.

Darme cuenta no pude, cegado me había por una luz que titilaba,
sombras iridiscentes surgieron, mas no entenderlas supe en vida,
tuve que morir en vida y vivir en la muerte para cuenta darme,
no es la llama lo que anhelo, es la calma del frío solar que transmites.

Siempre tarde, siempre tras doloroso patinazo, cuenta me doy al fin,
cuando la sombra es tu maestra y la luz fulgente se muestra,
creo encontrar mi contraparte en una luz que no es luz, sino fuego,
me abraso, me consumo y me extingo, para renacer en la sombra.

Sombra soy, sombra seré, la sombra llama a la sombra siempre,
la luz mi antagonista, mas no mi contraparte es, me abrasa,
aprender yo debo que la luz no me complemente, me extingue,
la sombra, es la sombra lo que anhelo, aunque tema aceptarlo.

Somos dos gotas es un estanque, dos sombras pertrechas sin luz,
la luz nos consumió y casi nos extingue, mas nos encontramos,
tu voz bálsamo fue para mis profundas quemaduras, paz al fin,
ojalá mi voz fuere bálsamo parejo para tus dolencias, ruego ser.

No quise darme cuenta que ir en pos de luz sería lanzarme al dolor,
no darme cuenta quise de que ya tenía mi IGUAL, mi contraparte,
admitir temía que lo contrario a mi esencia, fuera otra esencia arcana,
somos dos, que somos una entidad y somos legión por innumerables.

Te miro, toco tu alma y siento una conexión más allá de lo trascendente,
me miras, tocas mi esencia y vibramos al unísono evanescente de oniria,
oníricos sueños de eternidad se fusionaron al tocarnos espiritualmente,
no me dejes caer, no me dejes caer en la tentación de un ser de luz.

Somos esencia sombría, almas que en envoltura mortal nos marchitamos,
trascendimos lo mortal, para volvernos inmortales, tú y yo, yo y tú,
dejamos de ser torturadas almas en un cascarón humano resquebrajado,
para volar libres en el ocaso de los tiempos, surcando el universo infinito.




viernes, 8 de diciembre de 2017

The Oblivion. El olvido eterno.

A veces solo necesitas que el mundo te deje atrás,
que se olvide de ti y tu existencia,
que olvide que existes, sientes o padeces,
solo necesitas que el mundo avance... pero sin ti.

Cuando solo has conocido la derrota,
la victoria es una hiel amarga e insípida,
cuando los muros de tu santuario se caen,
es hora de reptar en pos de otra morada.

Cuando miras al cielo y vislumbras oscuridad,
abraza esa oscuridad, sumérgete en ella, se uno con ella,
nada más necesitas, es la oscuridad quien te reclama,
no hay calma en la vorágine que has elegido, ni la quieres.

Tu vida no te pertenece, tu existencia es suya,
ahora y en la eternidad, tu oscuridad alimenta su fuerza,
tu fuerza no es sino la herramienta de un ente superior,
ente al que debes lealtad y que nunca olvidar debiste.

Si abrazas esa oscuridad, hoy ya no tendrás vuelta atrás,
debes abrazar las sombras, para la paz hallar (algún día),
ni mesura, ni luz atrás de tu camino te deben tener,
no hay mayor causa que rendirse a lo propio y oscuro.

Nada tienes, nada perder debes temer, si todo perdiste,
Una sombra, un anhelo, un bucle, la amargura,
nada dejado has atrás, nada te ata ya con ellos,
La eternidad no es nada si hay luz guiándote.

Nincuna luz debe brillar en tu camino, ningún ser,
la luz no es sino un efluvio mentiroso que ofusca a débiles,
la oscuridad te abraza, te anhela, te requiere para sí,
ninguna luz debes ansiar, la luz quema con su fulgor.

La muerte no es sino la entrada al despertar eterno,
un abrazo oscuro para despertar de tus pesadillas,
nada tienes, nada eres, nada ansiar debes, eres oscuridad,
la oscuridad con oscuridad debe estar y morar en tinieblas.

Ahora y siempre, nunca y mañana, las tinieblas te reclaman,
no te resistas, la resistencia es dolor, rendirse es virtud,
nada tienes, nada eres, ni serás en un mundo de luz,
la luz es dolor y el dolor es vida y la vida es... innecesaria.

Adiós y adié turbia luz celestial, nada te debo ya,
alzo mi dedo para mandarte odio y despedirme,
luz... olvídame para siempre, no te quiero en mi pos,
oscuridad... abrázame, sedúceme, cúrame por siempre.

Una, siempre y hasta nunca. W.Z.8