lunes, 27 de noviembre de 2017

un adiós, una despedida

No puedo prometerte lo que no tengo,
no puedo darte lo que no sé dar,
no puedo hacerte feliz, pues no sé,
no puedo darte lo que no tuve jamás.

Mi compañera la soledad eterna es,
mi compañero el lamento fue y será,
mis compañeras las cadenas han sido,
mi compañera la tristeza nunca se fue.

Zozobraré en tempestuosas lágrimas,
vagaré por desiertos desterrados,
mi única compañía es el olvido,
entre mis pesares me revolcaré.

Nunca amar yo supe, nunca feliz a nadie haré,
no se me concedió el don, ese no fue mi regalo,
nunca amarme debiste, nunca corresponderte supe,
no se me cedió alma para ser perdonada,

Mis anhelos son desdichas, pues alcanzarlos no podré,
siempre vagué por el sendero más lóbrego y siniestro,
nunca luces iluminaron mi camino, que mereciere al menos,
mi vida es vagar por un infierno de mente febril y castigada.

Nunca alma tuve por la redimirme pudiere,
nunca una sonrisa sincera floreció en este rostro,
la amargura es mi máscara delineadora,
la vida no es sino un espejismo de tropelías.

Feliz nunca aprendí a ser, ni aprendí a nadie feliz hacer,
mi vida maldita es y mi mente un foco tenebroso de pesar,
merecer, nunca merecí amar alguno, ni dar, ni recibir,
merecido tengo el tormento, antes de nacer ya pecado era.

Larga la desdicha es, largo es pesar y el sufrimiento,
corto se hizo el amar que no supe darte,
amargo el que tu hacerlo pudieres,
para yo no merecerlo.

No está hecho el buen sentir para una mente así,
la tortura mental no es sino castigo merecido a nacer,
morir podrá el cuerpo, mas no descansar el alma,
castigo sombrío cierne sobre mi cabeza, hoy y siempre.

Hacerme caso debiste y alejarte a tiempo pudiste,
no quisiste caso hacerme, no merezco tu pesar,
tras el último paso que he de dar, mas no descansar,
pues no hay descanso en el eterno sufrir si lo mereces.

Yo merezco ese sufrir, tengo un karma que pagar,
nacer fue mi sino y mi maldición, no lo elegí,
crecer fue un tormento que fin no tuve, ni tendrá,
mirar al horizonte no es sino mirar a lo incierto.

No hay destino ni final feliz al final del camino,
una sonrisa tuya me llevé, robada sin permiso,
no merecía lo que me diste y no verlo supiste,
morada final la locura es para esta mente torturada.

No me busques, no me sigas, no vengas tras de mí,
desaparecido eh y no volveré, el caos mi destino,
larga sombra proyecté en los campos de la muerte.

Destello final y certero que el cuerpo sin flujo deja,
la vida escapa en ríos de cálido carmesí en pos,
en pos de un aguacero frío e inclemente,
una milésima, un destello y el fin alcanzaré.

No me sigas, no me busques, no me llores,
el destino un charlatán sinvergüenza es,
la felicidad, una meta inalcanzable,

¿la vida? Un tormento del que huir.

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